Quisiera dar las gracias a la
Editorial Libros Mablaz por el ejemplar que he disfrutado estos días. Su título
os llamará la atención, porque es más que sugerente y atractivo: “Don Quijote
en la guerra”.
Si os gusta la ciencia ficción y la historia, no podéis perder la
oportunidad de leerlo, no os dejará indiferentes.
El libro se escribió en 1915, durante el primer año de la llamada Gran
Guerra, conflicto que enfrentó a las más importantes potencias coloniales europeas
hasta acabar convirtiéndose en un conflicto internacional. Elías Cerdá, un
valenciano nacido en 1874, se dedicó al periodismo buena parte de su vida, y
tal vez por ello, el tono de la novela parezca una crónica de sucesos, con una
redacción cuidada y muy estilizada, acentuando su contribución pedagógica –había
estudiado la entonces carrera de Magisterio-, para desarrollar una serie de
argumentos que invitan a comprender que las guerras nunca son la solución.
“Don Quijote en la guerra” es un rara avis, un extraño documento gráfico
fuera del contexto literario de la época, una joya que nos traslada a una
historia que afortunadamente nunca existió. Se trata nada menos que de una
ucronía, es decir, una novela histórica alternativa, del mismo modo que otros
autores españoles han especulado sobre el triunfo republicano en la guerra
civil, o sobre nuestra participación en la II Guerra Mundial. Pero “Don Quijote
en la guerra” es muy anterior, por lo que nos encontramos ante un ilustre precedente.
Hay que dejar claro que España se mantuvo
al margen de la I Guerra Mundial… pero, ¿qué hubiera pasado si intervenimos? ¿Hubiéramos
tenido personajes más parecidos al Cid Campeador, o al Quijote? ¿En qué situación
nos encontraríamos al final de la contienda? ¿Hubiésemos inclinado la balanza?
Demasiadas preguntas que no pienso responder,
hay que mantener la magia argumental. Un dato curioso que pudo ser real: el 20
de septiembre del 1914, las tropas germánicas bombardean la catedral católica
de Reims, en la que se parapetan militares franceses. La prensa española de la época
partidaria de nuestra intervención, aprovecha ese hecho para insistir en que el
Káiser es un dragón apocalíptico que quiere arrasar todos los templos. Inmediatamente
Lerroux telegrafiará a Romanones indignado por el hecho, reclamando que es
suficiente para “declarar la guerra a veinte imperios. Entonces, ¿a qué
esperamos?”
Este hecho imaginado y singular, es donde
encontramos el Punto Jonbar, usado por España como pretexto para tomar la
decisión de entrar en la guerra y desafiar a las poderosas tropas alemanas. A partir
de ese momento, nos encontramos ante una historia alternativa apasionante y
deslumbrante, un viaje en el que nos debemos dejar conducir por la destreza
lingüística y estilística de este mago de la palabra, que nos seduzca en la
gran fantasía en la que imaginarnos qué
hubiese sido de nosotros.
Como datos alarmantes, la descripción de la
destrucción de Vigo ante el empuje de los acorazados germánicos, y a partir de
ese hecho, toda una serie de violentas batallas, asedios y escaramuzas ante el
brumoso gas nervioso que se vertía indiscriminadamente sobre la población civil.
En definitiva es un libro ágil y de lectura
sencilla, con capítulos cortos, con un innegable y elegante estilo periodístico
que le otorga dramatismo y verosimilitud. Es una oda, un canto airado de
protesta a la guerra y a todo lo que significa, una llamada de atención para
que a nadie se le ocurriera introducir a nuestro país en aquella locura en la
que se lidiaron intereses ajenos a nuestro territorio, como la tradicional
disputa entre Alsacia y Lorena, y numerosos puntos geográficos del Este de
Europa. Una respuesta contundente y
estremecedora, a los que, en aquella época, anhelaban nuestra participación.
Hay que agradecer a la Editorial Libros Mablaz, que sea de las pocas de
nuestro país que se ha lanzado valientemente a la recuperación y reedición de
libros de ciencia ficción primitiva, de verdaderos clásicos de los que tenemos
derecho a disfrutar, de eso que llamamos la Protociencia Ficción, un género que
debemos cuidar y fomentar.
Ha sido un gran acierto la edición de
Ricardo Muñoz Fajardo, con numerosas anotaciones que permiten ampliar la
información que deseemos, así como de abundantes fotografías reales de la época,
un verdadero tesoro etnográfico que nos invita a sumergirnos y
especular de la mano de Elías Cerdá.
Os invito encarecidamente a leer este librito que por otra parte es
bastante breve, porque va a ser todo un emocionante descubrimiento de la misma
forma que lo ha sido para mí. Una pieza única, un antecedente de un género
literario que cada día despierta más interés.
Para vuestro interés, aquí tenéis el enlace al catálogo de Libros
Mablaz:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs fantástico. Para mí es un placer poder disfrutar de estos libros recuperados. Este en concreto relata una parte de historia que pudo ser, y nos acerca a las opiniones de esos tiempos no tan distantes.
ResponderEliminarUna gran reseña Dioni.
Coincido contigo, Mari Carmen. Es emocionante especular con lo que pudo ser, y recuperar un capítulo importante de nuestro pasado. Un libro que es un testimonio vivo, un precedente de un género literario del que estamos muy orgullosos.
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