El pasado mes de noviembre tuve
el honor de participar en uno de los Festivales Internacionales de Literatura
más emblemáticos, el GIBUNCO, en Gibraltar. Unos sesenta escritores
anglosajones y cinco españoles, presentamos nuestras obras y participamos en
tertulias donde la narrativa fue la gran protagonista.
Reconozco que la literatura de género
fue testimonial y anecdótica, aunque compartí algunos momentos estelares con Kate Mosse, intercambiando su “Labyrinth” con mi distopía “Metanoia”, y disfruté de una charla de
lo más interesante con el escritor y periodista anglo-indio Turku Varadarajan, apasionado lector de
ciencia ficción. Y me planteó una cuestión difícil de responder: quién era el Isaac Asimov español, y en qué
situación se encontraba la literatura y cine de género en nuestro país. Me vi
obligado a reflexionar porque debo admitir que carecemos de un equivalente
semejante a Asimov, y es que, si somos sinceros, en nuestra dura y amarga
transición, aquí se valoraba el realismo dramático de Delibes, Cela o J.Sender,
lo que no deja de ser curioso, porque en aquellos mismos años, en Polonia, se
devoraban las obras de Stanislav Lem
o Andrezej Ziemianski, pura ciencia
ficción, algo inaudito en España.
Las razones tal vez sean obvias si analizamos
los prejuicios culturales, los estereotipos que arrastraba una literatura
especulativa y de anticipación considerada pulp y de segunda categoría, y la
tradición totalitaria de nuestras autoridades políticas y culturales. Digamos
que no había cabida para la fantasía, aunque para ser justos, debemos nombrar
con orgullo a Domingo Santos, Rafael
Marín, Jordi Serra i Fabra, Carlos
Saiz Cidoncha o Jorge Campos entre otros muchos, que lucharon –y siguen
luchando- en tierra hostil por dignificar este género y elevarlo a la categoría
de literatura con mayúsculas.
Mucho ha llovido desde entonces y demasiadas
novedades han diversificado este complejo e imprevisible género, como la
aparición del steampunk (retrofuturismo) en los años ochenta de la mano de Tim Powers, Blaylock o Jeter, o el
cyberpunk o transhumanismo que inaugura William
Gibson, que se suman a los ya clásicos subgéneros de las distopías, ucronías
o space opera, entre otros. Estamos ante un género que sigue revolucionando la
literatura y ampliando su fandom a nivel mundial.
Y afortunadamente nuestro país y nuestra
lengua no son una excepción. Estos últimos años estamos asistiendo a una
verdadera revolución, por lo que podemos afirmar sin titubear, que la ciencia
ficción española ha llegado a su mayoría de edad, y no exagero si afirmo que estamos
iniciando una verdadera Edad de Oro.
Han contribuido a este cambio algunos
festivales de gran prestigio, como el Celsius
232 de Avilés, el Festival de
Fantasía de Fuenlabrada o el Hispacon,
donde se presentan las novedades de literatura de género tanto españolas como
internacionales, impulsando el intercambio cultural, la entrega de premios y la
dignificación de los escritores que con nuestros textos, intentamos contribuir
a que cada día se lea más ciencia ficción y se supere el estereotipo de “marginal
sector de friquis y mitómanos”, y sea respetado y valorado como un estilo más.
Y este año 2015 ha empezado muy pero
que muy fuerte. Importantes escritores consagrados están contribuyendo a
enaltecerlo con su notable producción. Rosa
Montero acaba de publicar “El Peso
del Corazón”, una prometedora obra que continúa el éxito de “Lágrimas en la Lluvia”, o José Carlos Somoza sobre las
consecuencias de la realidad virtual en “La
Cuarta Señal”, o Ángel Luis Sucasas
con los cuentos de “La Tercera Cara de la Luna”, y mención
aparte se merece la ucronía steampunk “La República
Pneumática” de Jaume Valor Montero,
ambientada en el antiguo imperio romano, o la ucronía “Memoria de Tinieblas”, el último Premio Ignotus que ha recibido
merecidamente Eduardo Vaquerizo. Hay
que resaltar las dos antologías
steampunk de Las Fábulas de Albion “Retrofuturismos.
Antología Steampunk”, que junto a la “Antología Steamgoth” de la editorial
Saco de Huesos, están sorprendiendo gratamente a todos los expertos y críticos
literarios.
Pero hay más antologías, porque “Mañana Todavía” es un conglomerado de
distopías de gran calidad para seducirnos con un subgénero que sigue dando
mucho de sí, o la tercera y exitosa entrega de “Terra Nova”.
No quiero olvidar a autores plenamente consolidados como Jesús Ferrero y su “Doctor Zibelius”, o la filosófica
trilogía de Jorge Carrión de la que
ya hemos degustado su segunda entrega, “Los
Huérfanos”. Tampoco quiero obviar “El
Dirigible”, de Joseph Remesar,
reflejando el increíble interés que suscita el steampunk en nuestro país, y no
digamos del exquisito gusto por el mundo victoriano, dominado por máquinas de
vapor que dibuja la trilogía de Félix J.
Palma que culmina con “El Mapa del
Caos”.
Pero nuestras escritoras no se quedan
atrás, y también hay que resaltar una interesante antología femenina con “Alucinadas 2014”, o “Máquinas del Tiempo” de Nina Allan, y otras muchas, que como Cristina Jurado, Laura Fernández, Liliana Galvanny, Noemí Sabugal o
Sofía Rhei, están superando la creencia tradicional de que este era un
género dominado por hombres.
El subgénero postapocalíptico está
muy bien representado con Carlos Sisí
y Manel Loureiro, y la ciencia
ficción hard, con Miguel Santander,
por lo que la lista sería interminable.
Y si la literatura no para de sorprendernos
con tantas novedades del último año, el cine no se queda atrás. Nacho Vigalongo, Carlos Atanes o Álex de la
Iglesia, llevan años abriendo nuevos espacios, por el que también contamos con Kike Maíllo con su laureada “Eva”, toda una joya de ciencia ficción
social y humanista, o la novedosa “Autómata”
dirigida por Gabe Ibáñez. Y la
última sorpresa nos ha llegado de la mano de la televisión, con la Primera
Temporada de la serie “El Ministerio del
Tiempo”, paradojas temporales, recreaciones históricas muy cuidadas y un
argumento que no está dejando indiferente a nadie. Y ahora nos llega “Refugiados”,
en colaboración con la BBC, en la que los viajes en el tiempo vuelven a tener
un papel protagonista.
La Ciencia Ficción española inicia
su Edad de Oro, la mayoría de edad tan esperada, poniéndose a la misma altura
que otros países europeos o el mundo anglosajón. Ahora solo falta que este
cambio lo perciban los lectores y se sumen con nosotros a este apasionante
viaje de imaginación sin límites.